viernes, 18 de septiembre de 2009

Estas antigüedades

Víctor Antero Flores

—¡No lo toques! —gritó la tía abuela.
—¿Por qué? —dije soltando el puñal sobre el cojín de terciopelo rojo.
Ella se acercó a la mesita y lo acomodó religiosamente en la posición correcta.
—Ese puñal es muy antiguo, tiene como doscientos años. Perteneció a mi abuelo.
Lo inspeccioné con curiosidad. Su hoja de dos filos refulgía como la plata y el mango, labrado en madera, parecía no haber sido tocado por cinco generaciones. Inclusive, las iniciales del tatarabuelo, talladas con letra rúnica, estaban como recién hechas.
—No parece tan antiguo.
—Es que ya lo han reparado varias veces. El torpe de tu padre le rompió el mango hace como cinco años y hubo que ponerle uno nuevo y el año pasado tu tío le rompió la hoja... me costó muy caro ponerle una nueva. Así que no lo toques. Estas antigüedades deben conservarse intactas.
—Ah, órale.

Este cuento fue publicado en el libro "Para leerlos todos, Antología de microcuentos" por la Universidad Iberoamericana  León, en Guanajuato, 2008.

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